Facebook
Twitter
WhatsApp
Telegram
Picture of Christian Rosas

Christian Rosas

Cristiano. Políticamente Conservador. Politólogo. Esposo y Padre de Familia.

Hace unos días atrás el Presidente Martin Vizcarra decidió presentar una cuestión de confianza al Congreso de la República del Perú imaginando que podía confiarse únicamente en la magia de los medios de comunicación que sobreviven la quiebra moral y económica gracias a la subvención ciudadana armado mediante la ficción de la publicidad estatal, así como de la antigua estrategia empleado por múltiples tiranos de contraponerse al Congreso de la República (constitucionalmente electo) en supuesta representación de la nación. Todo tirano que ejerce cargo alguno en una república, como en el caso accidental de Vizcarra, alucina ser soberano y por lo tanto cree ingenuamente estar facultado para dictar a sus súbditos (ciudadanos) cómo deben de sentir, pensar, hablar, trabajar y creer; así como también fantasea tener facultades plenipotenciarias absolutas y totales para dictarle al Congreso cómo tiene que votar, cuándo y por qué. El tirano es un escéptico del balance y equilibrio de poderes, no comulga con la separación entre poderes del estado ni mucho menos reconoce independencia de instancia alguna.

«…una República es el contrato social, la Carta Magna, la Constitución Política del Perú que delega un poder temporal y limitado a todo funcionario y servidor público…»

Estos síntomas son característica común de todo tirano en todos los espacios y tiempos; el Perú del 2019 no es la excepción. Estos postulantes al ostracismo olvidan que en una República es el contrato social, la Carta Magna, la Constitución Política del Perú que delega un poder temporal y limitado a todo funcionario y servidor público para una función específica, a los del Poder Ejecutivo les encarga gestionar en beneficio del desarrollo de todos los peruanos, no le faculta la representación nacional ni tampoco el intentar o pretender representar sus demandas políticas, para este efecto existe la representación nacional, mejor dicho el Congreso de la República.

No obstante, el tirano requiere para existir la aplicación de un método que usurpe funciones de forma popular, para esta ecuación el Presidente Vizcarra apela a ese 81% de peruanos cuya votación (emitida, viciada o ausente) no se vió plasmada en la representación nacional después de la última elección electoral del 2016. Recordemos que la suma de los votos conseguidos por los actuales congresistas de la república solo representan un 19% del total del voto electoral, eso significa que de cada 10 peruanos, 2 votaron en blanco, 1 voto viciado y 5 votaron por un candidato que no fue electo o que su agrupación no pudo superar la valla electoral.