La revolución sexual no es algo contemporáneo de este tiempo, tampoco los debates sobre la homosexualidad como algunos expresan en diversos medios. Este tema tiene siglos y siglos de existencia, la diferencia es que ahora vivimos en un mundo globalizado donde se hace cada vez más accesible y recurrente leer argumentos sólidos a favor y en contra de las ideologías LGTBI. Definitivamente lo que sí ha cambiado es el alcance del debate, dejando de ser aislado o privado para ser mundial y público.
¿Cuál es la respuesta de la iglesia ante este escenario? ¿Qué hizo la iglesia durante el tiempo del apóstol Pablo? ¿Cuál es el mandato divino? ¿Existe un solo camino perfecto?
Estas son algunas interrogantes que indudablemente se hacen presente en la conciencia de todo cristiano, indistintamente de su denominación o congregación. Resolver estas preguntas quizás multiplique nuestras interrogantes, pero aún así es necesario empezar con el desafío. Muchas veces se piensa que con el sacrificio de la vida de Cristo, la salvación por fe y gracia, se termina el mensaje y mandato divino hacia la humanidad. Nos centramos quizás de manera muy limitada en este punto, lo cual es fundamental comprenderlo, pero olvidamos que el sacrificio de Jesús no es el fin sino el comienzo. Aceptar a Cristo como salvador implica no sólo un acto de fe sino de transformación, es la negación de uno mismo para someterse al servicio de Dios. Como bien lo dijo Pablo el apóstol, «Es dejar de ser esclavos del pecado para ser esclavos de la justicia.»
Muchos preguntan por qué lo que se denomina como pecado es malo, y es importante comprender que finalmente su esencia negativa es producto de su carácter nocivo. Por ejemplo, el adulterio daña porque afecta terriblemente la relación entre parejas y por ende la familia. La avaricia afecta porque permite el abuso indiscriminado de los recursos para justificar el enriquecimiento ilimitado. La mentira perjudica porque levanta falso testimonio y produce contiendas entre hermanos. El orgullo asfixia porque nos hace olvidar que somos polvo y nos ciega al punto de hacernos olvidar que el escándalo más grande no esta en el descubrimiento de actos inmorales en los demás sino en uno mismo. Así podríamos ilustrar una larga lista sobre las consecuencias del pecado, que finalmente es la muerte.
La palabra de Dios no esta escrito exclusivamente para el clero o exégetas, como se pensaba en el tiempo arcaico de Martin Lutero, sino para el pueblo de Dios en comunidades de fe. Si bien los académicos y teólogos pueden contribuir a un entendimiento más adecuado de las escrituras, no son indispensables para comprender el mensaje de Dios. Cuanto bien nos haría recordar lo que Martin Lutero nos enseñó, «Sola scriptura, sola fide, sola gratia» o como bien lo dijo en su tiempo, «Un laico armado con la palabra de Dios es más grandioso que un poderoso Papa sin ella». Lamentablemente la noción de que uno debe depender de los expertos ha resultado en una pasividad que detiene y desanima a los cristianos del gozo que hay en descubrir y estudiar la palabra de Dios.
El Apóstol Pablo no fue solamente uno de los gigantes más grandes de la fe, sino que también mantuvo una incidencia política significativa y relevante para su tiempo. Gracias al Apóstol Pablo se empezó la batalla legal, política y espiritual para que Jesús sea aceptado como el Mesías, al haber cumplido con las profecías del Torah (Antiguo Testamento).
Podemos ver que los libros escritos por Lucas son una defensa que esgrime los argumentos de Pablo ante las imputaciones de fomentar la insurrección civil y por extensión se convierte en una defensa de todo el cristianismo ante las acusaciones de ser una religión ilegal. La dinámica de lo que Lucas escribió: milagros, resurrecciones, persecuciones, el crecimiento de la fe en Jesús, etc. ha opacado la comprensión del por qué lo escribió. Vemos como en el evangelio de San Lucas 1:3 se empieza la carta con el saludo, «Excelentísimo Teófilo». ¿Quienes eran llamados «excelentísimos» en el tiempo Romano? La enseñanza bíblica tradicional nos explica que el termino «Excelentísimo» era el título de un oficial Romano.
También es importante evaluar y comprender diferentes aspectos que muchas veces han pasado por desapercibido, como el final del libro de los Hechos, que culmina con la espera del apóstol Pablo, mentor de Lucas, en la cárcel para ser procesado delante del Emperador Nerón. Sin embargo, antes de continuar y para obtener una mejor ubicación cronológica de los sucesos es necesario repasar el contexto histórico del momento que el Apóstol Pablo vivía. El libro de los Hechos corresponde a los años 30-62 d.C. En este lapso hubieron cuatro emperadores romanos que sostuvieron el poder, dos de ellos Gaius aka Caligula (37-41 d.C.) y Nerón (54-68 d.C.) fueron básicamente tiranos. Analizaremos cada caso en orden secuencial para evitar confusiones o anacronismos.
El primer emperador durante este periodo de tiempo fue Tiberius que reinó durante los años 14-37 d.C. y no figura de manera relevante en el libro de los Hechos. El segundo emperador fue Gaius aka Calígula (37-41 d.C.), el tercero fue Claudius que reinó durante los años 41-54 d.C. y fue el único emperador mencionado por nombre en el libro de los Hechos. Finalmente queda el emperador Nerón (54-68 d.C.).
Calígula se consideraba hermano del dios romano Júpiter y exigía que sacrificios sean hechos a él, inclusive ordenó que se construya una estatua(ídolo) en el templo de Jerusalén. Su delegado Sirio demoró en el cumplimiento de la orden y evitó que se desate una revuelta entre judíos y romanos. Calígula murió asesinado por un miembro de la Guardia Pretoriana el año 41 d.C. y Claudius asumió el poder. El nuevo emperador Claudius fue un poco más moderado en comparación de su antecesor y sucesor. Fue Claudius quien creó un gabinete llamado «consilium» que a su vez formó nuevas secretarias con diversas funciones.
1. Cognitionibus – para investigaciones judiciales de juicios con emperadores
2. Epistulis – para correspondencia imperial
3. Libelis – a cargo de las peticiones dirigidas al emperador
4. Studiis – a cargo de la librería imperial
El sobrino e hijo adoptivo del Emperador Claudius, Nerón, se casó con su hermanastra a la edad de 16 años y se convirtió en emperador a la edad de 17. Muchos historiadores coinciden en que Agripina, la madre de Nerón, envenenó a Claudius para que su hijo asuma el poder. Inicialmente el joven emperador Nerón contaba con la asesoría gubernamental de dos personajes importantes; el primero era Sextus Afrianus Burrus, un oficial militar y el segundo era Lucius Anneus Séneca, un filósofo y artista.
El año 62 d.C. muere Burrus y esto dejó sin «potentia» (potencia, eficacia) a Séneca. Ese mismo año Séneca se retira del poder, dejandó a Nerón completamente irrestringido a la edad de 25 años. Se especula que el libro de los Hechos estaba escrito no sólo para que lo lea Teófilo sino para que también lo leyera Burrus y Séneca, asesores imperiales de roma.
La historiadora Vasily Rudich describe el reinado de Nerón como, «La transición progresiva del libertinaje hacia la phantasmogoria sexual». Consecuentemente el tercer matrimonio homosexual de Nerón, este último con el liberto Pythagoras, con todos los requisitos de la boda tradicional Romana y las funciones de esposa que asumía su nuevo amante, no es un hecho postmoderno o progresista de nuestro tiempo, sino un suceso tan antiguo que necesariamente nos remonta al comienzo de la iglesia de Cristo. La historiadora hace la perfecta conexión entre este hecho público, el matrimonio homosexual entre Nerón y Pythagoras, con la denuncia escrita por el Apóstol Pablo en contra de la inmoralidad sexual en la epístola de Romanos 1:24-25.
Ahora es importante analizar el contexto social que se vivía en ese tiempo. Tengamos presente que Pablo el apóstol no mencionó nada que no fuese dicho por sus contemporáneos latinos o griegos.
Virgilio escribió lo siguiente, «Se confunden el bien y el mal; Hay tantas guerras por todo el mundo, y tantas formas de mal; ya no se respeta ni el arado: los campesinos se llevan a otro sitio, y los campos se pierden; la reja se endereza para hacer una espada. En el Oriente, el Éufrates se esta desperezando para la guerra, y en el Oeste, Alemania. Sí, las ciudades cercanas quebrantan sus alianzas y sacan la espada, y la furia salvaje del dios de la guerra ruge por todo el mundo, lo mismo que cuando las cuadrigas del circo arremeten desde sus compuertas y se lanzan a la carretera, y el piloto tensa desesperadamente las riendas, pero tiene que dejar que los caballos vayan por donde quieran, fuera de todo control.»
El gran historiador Tácito dijo, «Estoy entrando en la historia de un período rico en desastres, tenebroso en guerras, rasgado de sediciones, salvaje hasta en sus momentos de paz . . . Todo estaba en un delirio de odio y terror; se sobornaba a los esclavos para que traicionaran a sus amos, los libertos a sus patrones. Al que no tenía enemigos le destruían sus amigos.»
Suetonio escribe del reinado de Tiberio, emperador que gobernó durante los primeros 7 años del periodo en el cual se escribió el libro de los Hechos, de la siguiente manera: «No pasaba ningún día sin que ejecutara a alguien.»
El historiador Tito Livio dijo, «Roma no podía soportar, ni sus males, ni los remedios que podrían haberlo curado.»
El poeta Propercio escribe: «Veo a Roma, a la soberbia Roma, perecer víctima de su propia prosperidad.»
En realidad este tiempo era un edad de suicidio moral, lo que escribió el Apóstol Pablo no es la expresión de un moralista histérico que exageraba su situación contemporánea, era una descripción modesta de la realidad. Sigamos evaluando que decían los demás escritores de su tiempo, que también pintaban con colores de hipérbole retórica la circunstancia amoral que se vivía.
El satírico Juvenal escribía, «La tierra ya no produce más que hombres malos y cobardes. Por tanto Dios, sea quien sea, mira hacia abajo, se ríe de ellos y los odia.»
El mismo Séneca dijo, «Era una edad sacudida por la agitación de un alma que ya no era dueña de sí misma.»
Esta época era de lujo desmesurado, en los baños públicos de Roma salía el agua caliente y fría de grifos de plata. El emperador Calígula llegó hasta rociar la arena del circo con polvo de oro en lugar de serrín. Juvenal expresa con amargura lo siguiente, «Se cierne sobre Roma un lujo más despiadado que la guerra . . . No hay delito ni obra de codicia que falte desde que Roma acabó con la pobreza.» «El dinero, nodriza del libertinaje . . . y la riqueza enervadora socavaron el nervio de una edad con sucio lujo.»
Séneca vuelve a expresarse, «No preguntamos qué es una cosa, sino cuánto cuesta . . . Dinero, que arruina el verdadero valor de las cosas.»
Lucrecio habla, «Esa amargura que fluye de la misma fuente del placer». El historiador Tácito inmortalizo la siguiente frase, «Cuanto mayor la infamia, más salvaje la delicia.»
Era una edad de inmoralidad sin precedentes. No había sucedido ni un sólo caso de divorcio en los primeros 520 años de la historia de la república romana. El primer romano del que se conoce que se divorció de su mujer fue Spurio Carvilo Ruga, el año 234 a.C. Pero Séneca dice de su tiempo que «La gente se casa para divorciarse y se divorcia para casarse.» Matronas romanas de alcurnia contaban los años por los nombres de sus maridos en lugar de los nombres de los cónsules, que era la manera oficial de fechar. Juvenal no podía creer que fuera posible tener la suerte de encontrar una matrona de impoluta castidad. Clemente de Alejandríá habla de la típica dama de la sociedad romana «ceñida como Venus con el cinto dorado del vicio.» Juvenal escribía: «¿Le bastaría a Iberina con un solo marido? iMás contenta estaría si no tuviera más que un ojo!» Cita el caso de una mujer que había tenido ocho maridos en cinco años, y el increíble de la emperatriz Agripina, esposa de Claudius, que solía salir del palacio por las noches para servir voluntariamente en un burdel por puro vicio. «Dan señales de un espíritu impávido en todo lo que se rebajan a cometer».
No hay nada de lo que dijo Pablo del mundo pagano que no hubieran dicho los mismos moralistas de su tiempo. Y el vicio no se limitaba a las manifestaciones más crudas y animales. La sociedad estaba contaminada de arriba abajo con vicios contra la naturaleza. Catorce de los primeros quince emperadores romanos eran homosexuales.
Lejos de cargar las tintas, Pablo se contuvo en su descripción de Roma, y era allí donde anhelaba predicar el Evangelio del que estaba orgulloso. El mundo necesitaba un poder capaz de producir Salvación, y Pablo sabía que ese poder no existía nada más que en Cristo.
En esta parte del análisis expondré las 14 acusaciones judiciales que se le imputó a Pablo el Apóstol que podemos ver en el libro de los Hechos.
1. Acusación: «Vis» – Incitar Disturbios
Probable acusador: Sumo Sacerdote Ananías y líderes judíos.
Lugar del supuesto crimen: El templo de Jerusalén, «todo el mundo»
Referencia bíblica: Hechos 22, 24:5
Notas: El capítulo 22 es una explicación de lo que verdaderamente sucedió
2. Acusación: Incitar Disturbios, «Inuria», blasfemia contra los dioses romanos, particularmente Artemis
Probable acusador: Alejandro, Demetrio
Lugar del supuesto crimen: Efesios
Referencia bíblica: Hechos 19, 19:26, 19:37
Notas: Explícita exoneración por parte de Lucas indicando los cargos. La blasfemia supuestamente empezó las revueltas.
3. Acusación: «Religio Ilicita» promoviendo una nueva religión ilegal. «Acusación Seria» – Profanar el Templo
Probable acusador: Sacerdotes y líderes judíos
Lugar del supuesto crimen: Jerusalén
Referencia bíblica: Hechos 25:7-8
Notas: Refutación de Lucas indica cargos y cartas de Lysias (Hechos 23:26 ejemplo de encabezado de defensa legal)
4. Acusación: «Religio Ilicita» – religión ilegal
Probable acusador: probablemente en «inscriptio»
Lugar del supuesto crimen: Todo lugar donde Pablo iba
Referencia bíblica: Hechos 28:17
Notas: Refutación explícita indica probabilidad de cargos pendientes.
5. Acusación: «Collegia» – tener fondos comunes de manera ilegal
Probable acusador: posiblemente en «inscriptio»
Lugar del supuesto crimen: Camino a Jerusalén
Referencia bíblica: Hechos 24:17
Notas: Investigar sección «Colegia», «Infra», relacionado a religiones ilegales.
6. Acusación: «Inuria» Difamación y posible golpe al sumo sacerdote
Probable acusador: desconocido
Lugar del supuesto crimen: En el Sanhedrin(Equivalente al Congreso o Parlamento), Jerusalem
Referencia bíblica: Hechos 23:2-5
Notas: investigar y leer las discusiones sobre este pasaje
7. Acusación: Incitar a revueltas, «Maiestas», traición
Probable acusador: Judíos de Tesalónica
Lugar del supuesto crimen: Tesalónica
Referencia bíblica: Hechos 17:5-9
Notas: El apóstol Pablo hablaba del rey Jesús, era una amenaza política al imperio romano. Las acusaciones resuenan contra Jesús, ver Lucas 23:22
8. Acusación: Religión Ilegal
Probable acusador: Judíos no cristianos en Jerusalen
Lugar del supuesto crimen: A las afueras de Jerusalen
Referencia bíblica: Hechos 21:21
Notas: En Hechos 16:21 se le acusa de no ser romano y en Hechos 21:21 de no ser judío. Apátrida.
9. Acusación: Religión Ilegal
Probable acusador: Judíos de Corintio
Lugar del supuesto crimen: Corintio
Referencia bíblica: Hechos 18:13
Notas: Es probable que la acusación sea por violar la ley de Moisés y no la Romana, se deduce esto por la respuesta que Galio emite. (Es como una acusación ante una instancia superior, un paralelo actual podría ser la Corte IDH)
10. Acusación: Alterar el orden social
Probable acusador: Dueños de esclavos
Lugar del supuesto crimen: Filipo
Referencia bíblica: Hechos 16:20
Notas: Muy débil para ser una imputación criminal
11. Acusación: Religión Ilegal
Probable acusador: Dueños de esclavos
Lugar del supuesto crimen: Filipo
Referencia bíblica: Hechos 16:21
Notas: Esta acusación, aunque no sea particular de esta localidad se refuta en todo el libro de los Hechos.
12. Acusación: Azuzar rebelión y sublevación de los esclavos
Probable acusador: desconocido
Lugar del supuesto crimen: Filipo
Referencia bíblica: Hechos 16:16-19
Notas: Leer el pasaje e investigar
13. Acusación: Incitar disturbios
Probable acusador: Judíos en Pisidia Antioquía e Iconio
Lugar del supuesto crimen: Pisidia Antioquía, Iconio, Listra y Derbe
Referencia bíblica: Hechos 13:50, 14:5, 14:19
Notas: Disturbios civiles como consecuencia de las predicas de Pablo. La explicación que Lucas sugiere en realidad es una refutación. Porque los eventos ocurrieron 15 años antes del juicio es muy improbable que hayan sido las bases de las acusaciones
14. Acusación: Advocar a dioses extranjeros, religión ilegal
Probable acusador: Judíos de Atenas
Lugar del supuesto crimen: Atenas
Referencia bíblica: Hechos 17:18
Notas: El texto sugiere que el enjuiciamiento en Roma era poco probable porque Areopagus ya había escuchado los cargos
Como podemos ver el apóstol Pablo no sólo tuvo un mensaje religioso, sino que las buenas nuevas tuvieron repercusiones políticas y hasta jurídicas. Su lucha fue integral, fue contra un sistema que había desterrado a Dios y por ende no sólo había perdido la piedad sino también la humanidad. En nuestros tiempos nos confrontamos con el mismo síndrome humano, aquel que pretende desterrar a Dios de la vida política, social, mediática, educativa, etc. Se promulgan leyes para coaccionar, limitar o parametrar el mensaje transformador de Dios. Nadie exige que exista una alianza entre iglesia y estado, ¿Qué iglesia sería la más adecuada para esta alianza?, lo único que se exige es que no se separe a Dios del estado, que no se implante un laicismo del estado, en contrapropuesta de la laicidad del estado, porque llevaría a la institucionalización del agnosticismo estatal, un secularismo intolerante de la fe. Por ejemplo, en Colombia ahora esta prohibido que los congresistas lean la pasajes de la Biblia para sustentar un principio o una enseñanza per se. En algunos países de Europa los pastores están prohibidos de predicar sobre el poder transformador de Dios en los homosexuales, la ciencia pretende secuestrar, limitar y redefinir los parámetros de lo posible e imposible, ignorando voluntaria y concienzudamente que sí existe un poder sobrenatural que cambia la vida del ser humano. En Lima, nuestra ciudad, hace dos años la Municipalidad pretendió amenazar a las iglesias que no accedieran a colocar un letrero que decía, «En este local no se discrimina por orientación sexual sino que se promueve y fomenta la diversidad sexual» con amenazas de multas o clausura definitiva. ¿Acaso esto no es vejar a la novia de Cristo? Sí, vejar a la novia de Cristo, obligándola a la fuerza un cierto criterio humano. Nadie, repito, nadie tiene derecho a coaccionar, limitar o parametrar lo que la iglesia asuma como credo o doctrina de fe. El solo hecho de pretender multar y clausurar a las iglesias u organizaciones que no se sometían a tal ordenanza edil, que tiene rango de ley en su jurisprudencia, es una afrenta contra la novia de Cristo, la iglesia. Dentro del mundo cristiano uno puede discrepar en doctrina, ciertos creyentes tienen la libertad de promover una doctrina pro-LGTB si así lo desean, pero en libertad, no en coacción, amenaza u obligación, menos aún por una autoridad humana. Ergo, la iglesia santa y pura de Cristo no sólo tiene el derecho sino el deber y obligación de pelear por el respeto a la santidad de su institución; Santos! apartados de este mundo para su gloria y voluntad, sin mancha y arruga. Si por este celo se nos etiqueta como «fundamentalistas» pues a mucha honra, pero no pretendamos divergir el núcleo del asunto.
Por último, la Biblia claramente condena el pecado de la homosexualidad, la palabra «arsenokoitai» no sólo fue utilizado en la Biblia para explícitamente referirse a los homosexuales como se emplea en 1 Timoteo 1:9-10 sino también por muchos escritores contemporáneos del momento, en su gran mayoría era para referirse a los homosexuales, hombre que se acuesta con hombre. La sociedad pretende decir que no hay nada de malo con ser homosexual, que es algo personal y no afecta la moral. Sin embargo, nadie intenta describir seriamente porque en los países donde existe mayor libertad jurídica y política para estas personas con atracciones homosexuales también existe el mayor índice de suicidio LGTB del mundo. Tampoco explican la correlación que existe entre los enfermos de SIDA que son LGTB versus los heterosexuales, ignorando o queriendo ignorar una relación simétrica y hasta linear, tampoco hablan sobre las grandes clínicas que hacen operaciones de sexo, como en España, ahora están cerrando voluntariamente sus puertas porque la gran mayoría de sus clientes terminan suicidandose, tampoco demuestran los nuevos estudios sobre los daños nocivos que causan a un hijo adoptivo que es criado por una pareja homosexual, como lo demuestra el último estudio de la Universidad de Texas (secular y pública de EEUU). El amor no se reduce a las relaciones sexuales, implica un concepto más grande y complejo, también consiste en confrontar a una persona con algo que lo daña.
«En tiempos de engaño universal, decir la verdad es un acto revolucionario» – George Orwell